Al ingresar, los clientes son recibidos por un espacio con formas curvas y texturas rugosas pero refinadas, donde una proyección sutil del logo de Aremar en las paredes agrega un toque de modernidad y disruptividad. Este detalle, poco convencional en una joyería, establece desde el principio la identidad única del espacio.

En el corazón del salón de ventas, el circuito definido por un mueble escalonado en tres niveles guía al cliente en un recorrido pensado para que cada joya se contemple en su máxima expresión. Este diseño, integrado a las paredes y con terminaciones suaves, organiza el flujo del espacio mientras preserva su armonía visual. La vitrina principal se erige como una pieza central en el salón, revestida con pepelmas iridiscentes que capturan y reflejan la luz, creando un efecto de brillo y movimiento que evoca la misma esencia de las joyas exhibidas. Este elemento no solo aporta dinamismo al diseño, sino que también refuerza la atmósfera de exclusividad que caracteriza a Aremar.

Otro elemento central son los exhibidores diseñados específicamente para este proyecto, que combinan materiales únicos como acrílicos iridiscentes, placas de piedra natural, y mezclas de concreto y yeso. Estas piezas no solo enmarcan las joyas con sofisticación, sino que también reflejan un enfoque artístico y funcional.

Aremar no es solo una joyería; es una experiencia inmersiva que celebra la conexión entre el diseño arquitectónico y el arte de la orfebrería. Cada elemento del espacio, desde las formas redondeadas hasta las texturas y materiales, invita al cliente a descubrir el lujo desde una perspectiva única y envolvente.